MARÍA DIVINA FERNÁNDEZ, castanyera "Cuando viene la temporada, lo espero con los brazos abiertos. Y ya no es simplemente por el dinero, es por ver a la gente. Unos vienen y te dicen que no les ha pasado nada, otros me dicen, como ayer, que se les ha muerto el hermano; cosas de éstas. Llevo aquí desde el 1996. Tengo abierto desde octubre hasta final de enero. Se venden más castañas por las tardes y en los meses, pues, ahora hasta después del 15 o 16 de noviembre. Normalmente, la gallega es la más buena. Además, la han tenido que tratar muy bien porque si la traen y la tienen en los almacenes durante días o meses, después aquí dura apenas una semana porque se pudre. La castaña se tiene que abrir de punta a punta, por la parte de la barriga y sin morder la carne. Después se echa al tostador. Se tiene que fijar uno mucho porque puede estar la castaña impecable, pero nada más que tenga una señal de algo, puede estar toda mala por abajo. Y asarlas con brasa y con cariño. Los niños, como en el colegio les explican cosas de la castañera, pues ellos me dicen: 'Castañera, adiós, adiós, castañera' y 'A mi colegio viene una, pero no eres tú. ¿Es que tú no llevas pañuelo, es que tú no llevas el delantal así?' Entonces yo les digo: 'Es que yo soy moderna, eso eran las antiguas.'"